Se despiertan muy temprano. Hay un movimiento desacostumbrado. Como si el cansancio hubiera desaparecido de repente.Los días de marcha habían sido largos, agotadores. En cada cima los emigrantes chilenos detenían a escrutar el horizonte. Pero sólo divisaban nuevas cimas y después otras y otras...¿hasta cuándo?
Pero esta mañana, los rostros reflejan una gozosa esperanza. la meta está próxima.
-¡Vamos, niñas!
Mercedes arregla rápidamente a Laura y Amanda y las hace montar a caballo. La caravana comienza la marcha. De repente , todos hablan animadamente. Proyectos, sueños esperanzas, saltan y fluctúan en el aire fresco y tenso de la mañana . Mercedes observa a las dos niñas todavía medio dormidas; he aquí sus sueños , sus esperanzas: son muy niñas. Están allí, junto a ella, apoyadas a ella con el abandono infantil de quien no teme los peligros porque se siente sólidamente seguro. Las estrellas tiernamente. ¡Si intuyeran todo el drama de su inseguridad y de su soledad...!
Fragmento del libro EL MENSAJE DE LAURA VICUÑA
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